Insospechada complejidad la de la ciudad de Florencia o Firenze para los locales... una mezcla de cosas agradables como sus monumentos, antiquísimas locaciones y gran comida y vino; con sus cosas mucho menos agradables como las multitudes de turistas y su tremenda escasez de espacios para parquear (esta ha sido una frustración muy real).
Creo que vale la pena visitarla una vez, ver lo que puede ofrecer en sus lugares menos visitados como los "mercatini" de antiguedades y "de las pulgas", donde se pueden encontrar insospechados tesoros y cosas que no se ven todos los días.
Pero al final del día, por lo menos una vez hay que subir a la Piazzale Michelangelo y ver la ciudad en esa luz especial que sólo un anochecer de finales de Primavera tiene. Es una experiencia muy particular, donde te olvidas de todos los otros turistas y mercaderes que llenan el Piazzale en ese momento... es como congelar el tiempo y ver una Firenze mucho más simple y hasta más bella.
