Nuestros sueños son por mucho los retos más grandes que podemos imponernos: son "sueños" después de todo, aquellas cosas que por una parte de nuestra vida creemos naturalmente imposibles de alcanzar.
Pero cuando nos hacemos un poco más viejos nos damos cuenta que algunos de esos sueños se pueden lograr con un poco de trabajo duro y dedicación. No dejan de ser sueños por eso, pero los volvemos objetivos concretos con nuestra experiencia y los perseguimos con un poco de la ilusión de cuando éramos chiquillos.
Nunca es tarde para revisar nuestros sueños: podemos sorprendernos con lo que encontremos en esa empolvada carpeta de nuestra mente.
Ve ahí y... atrapa alguno!
C.